lunes, 26 de noviembre de 2012

A una nariz

 
 Hay cosas que a pesar del paso del tiempo siempre recuerdas como si ese momento te estuviera pasando de nuevo en este instante.Una de esas cosas tiene que ver con mi  infancia y mi paso por el colegio,en aquella e.g.b. ya desaparecida y que ha dado paso a la e.s.o. actual. Recuerdo con cariño a D.clemente,mi profesor de lengua y literatura que en parte me transmitió la pasión por leer.Y hay algo que nunca se me ha olvidado y es que nos hacían aprendernos de memoria poemas de autores clásicos españoles para luego recitarlos en clase y ponernos nota acerca de la entonación,declamación  y comprensión del texto.
No se si eso se seguirá haciendo pero era una forma práctica de acercarse a la lectura y al conocimiento de la vasta obra de la literatura española.Si tuviera que elegir un texto  de los que nos hacia aprender de memoria,  sin dudarlo me viene siempre a la mente el soneto satírico de Francisco de Quevedo " a una nariz" que dicen las malas lenguas iba dedicado a Luis de Góngora y que siempre me hizo gracia.Me quedé prendado de como se podía escribir algo con tanta sátira sin parecer un  cabronazo al cuadrado.Es el poder de la palabra,quien la domina está en la cima y quien con ella se pelea ,la cosa se le pone fea.
 
Aquí os dejo el soneto(14 versos en 4 estrofas-2 cuartetos y 2 tercetos) de Quevedo:

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.


Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.


Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto;
las doce Tribus de narices era.


Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito

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