viernes, 14 de noviembre de 2014

Abdou






Hoy me acordé de un hecho que me sucedió hace tiempo.Estaba pensando y reflexionando sobre como algo que no se puede elegir como es el haber nacido en un sitio  concreto del mundo, condiciona la vida de una persona. Y en concreto me acordé de abdou , un senegalés que llevaba unos 2 años en España y que conocí hace 10 años.
 Esta historia para situarla en el tiempo transcurre en  diciembre de 2004.En la calle  en donde estaba mi lugar de trabajo, por aquel entonces era tradición  poner un mercadillo callejero con motivo de las fiestas de navidad. La mayoría eran puestos de artesanía y en ese año la gran mayoría eran de comerciantes africanos. Solía ojearlos cada día mientras iba de camino al trabajo ya que tenían cosas muy curiosas y era imposible que no te llamara la atención con la destreza que tallaban la madera. Ese año al final  la  estancia del mercadillo se prolongó si no recuerdo mal hasta finales de enero.Con el paso de los días siempre me saludaba el chico que tenía el puesto más cercano a la puerta de donde yo trabajaba, que a fuerza de verme varios  días entrar con ropa de trabajo ya me conocía de vista y yo a él.
Su nombre era Abdou y siempre se le veía con una sonrisa en la cara, hiciese frío, calor , tronase o cayesen chuzos de punta.Alguna vez cuando habían  ratos en el que por la hora la calle estaba vacía de transeuntes, Abdou entraba, nos saludaba y si veía que estábamos en esos momentos en los que no hay nada que rascar, intentaba intercambiar unas palabras  con mi compañero y conmigo. Mi compañero no siempre era muy receptivo y después de varias veces abdou se dió cuenta y procuraba entrar cuando veía que estaba yo sólo. Abdou era una persona muy amable, muy vital ,siempre con esa sonrisa contagiosa y con ilusiones por cambiar su destino pero medio resignado con la situación que vivía en españa.

Su historia no es muy diferente a la de muchos inmigrantes africanos que arriban a España  arriesgando su vida en el mar  a bordo de  un cayuco. No recuerdo de que parte de Senegal era pero si que vivía en una población costera, que principalmente vivía de la industria pesquera según me contaba. La situación se había puesto muy cruda y la única opción para subsistir era emigrar a europa , o eso o morirse literalmente de hambre. Si no recuerdo mal, creo que eran 5 hermanos y tenía un primo en Francia que también había venido a europa  por la misma vía. Así que un día cuando tuvo algo ahorrado para pagar el "peaje" , se montó en un cayuco y quiso el destino que se instalara en el "primer mundo"( con ironía eso del primer mundo).

No fue lo que  él pensaba, ya que encadenó empleos temporales y muy ,muy precarios en busca de una regularización que le permitiese ser un ciudadano de pleno derecho. En ese momento tenía un permiso temporal y nada estaba siendo como él esperaba. Aunque hay algo que me fascinaba y es que jamás le oí derrotado ni quejarse amargamente de su situación. Me hablaba de la gente que había dejado allí, de las constumbres de su país, de la situación política y económica de allí y por supuesto de la lucha senegalesa, deporte de masas allí por lo que me contaba. Era un rato en el que necesitaba hablar con alguien y sentirse parte de ese mundo que le negaba el concepto más elemental de cualquier ser humano, el de ser persona como lo definía el filósofo Kant como "alguien que no puede ser usado como medio para obtener otro fin, y que, por lo tanto, merece todo respeto y reconocimiento".Cada día que entraba y veía que estaba todo tranquilo,me pedía el favor de que le dejase 5 minutos ver la web de senneweb.com  para mantenerse informado de lo que pasaba en su país. Nunca se me olvidará que en esos 5 minutos observarle la cara era como ver a un niño con un juguete nuevo,con los ojos brillantes y una risa permanente. Me contaba las noticias a mí entre risas haciéndome cómplice de ellas .Yo sonreía por que aunque no conocía a ninguna de las personas de las que me hablaba, sólo con verle la cara de felicidad me hacía sonreir.


Si estaba yo de turno por la tarde-noche  entraba un poco antes   de recoger el puesto y se despedía de mí hasta el día siguiente y si estaba de mañana pasaba a darme los buenos dias. Cuando veía que yo podía, subía a la cocina y le ponía un café que ya nos habían dejado preprarado , le añadía leche, cogía 2 sobres de azúcar y un paquete de galletas. Acto seguido  se lo llevaba al puesto  para que se lo  tomase   calentito por que en aquel diciembre y enero hacía mucho frío.A veces ese café con leche era todo lo que había tomado desde el mediodía y aunque no es gran cosa me daba las gracias como si le hubiera llevado un plato de un restaurante de lujo.

Muchas veces cuando yo estaba sólo me pedía permiso para entrar 5 minutos y calentarse debajo del chorro de aire de  la calefacción. En ese rato hablamos otro poquito, nos reíamos y me contaba como le estaba yendo el negocio ese día. Así transcurrieron esos 2 meses hasta que se  acabó el permiso para estar en el mercado callejero y tocó la despedida. Nunca supe hacia donde encaminó finalmente su vida Abdou después por que ni el mismo lo sabía. Tal vez de nuevo a Murcia o Almeria a trabajar de peón agrícola o de la construcción, tal vez en cualquier otro punto de la comunidad valenciana vendiendo su artesanía tallada en madera o tal vez rumbo a Francia donde estaba su primo. Lo que si sé es que el conocerlo fue una lección para mí, de esas que no se enseñan en ninguna universidad,tan sólo en la escuela de la vida.

Esta historia no es una historia sobre inmigración ni siquiera es sólo la historia de abdou  sino que podía ser la de cualquiera de nosotros por que   independientemente de donde hallamos nacido y cuales hayan sido y sean nuestras circunstancias familiares, económicas, personales, etc..... todos somos seres humanos, todos somos personas y todos tenemos unas mismas necesidades básicas.Es responsabilidad de cada uno de nosotros el que eso se cumpla cada  día haciendo  tan sólo cosas pequeñitas por que aunque parezcan una tontería o una pequeñez, para el que lo recibe  puede ser todo un mundo. La vida consiste en eso en la grandeza de las cosas pequeñas, en dar un beso a quien está triste, en dar un abrazo a quien necesita cariño, en  dibujarle una sonrisa a quien le llora el alma, en compartir un trozo de pan con quien hoy no tiene, en compartir penas y alegrías vividas,  en sanar heridas y dejar que te mimen, en disfrutar por que salió el sol, en alegrarse por que llueve y se mojan los árboles y sobre todo suspirar féliz  por que seguimos vivos para poder hacer todas estas pequeñas cosas.



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